De la raíz al fruto

Crecí escuchando a mis padres, hermanas, familia y muchos a mi alrededor; diciéndome que debo ser fuerte, valiente, que no me debo dejar de nadie, que no debo mostrar mis debilidades y que hay que sobreponerse a las dificultades, quizás la mayoría de veces, regaños y palabras que me hirieron en su momento, ahora comprendo que era su forma de demostrarme amor…

¿Cómo creciste? Yo, te cuento que crecí en medio de reglas por cumplir, mucha violencia, miedo a mis mayores y muy pocas muestras de afecto, cero expresiones de amor, o palabras de afirmación, hace unos años fui consciente que eso afectó mi adolescencia y hasta mi adultez, causando amargura en mi interior y pidiendo atención como fuera, a través de lamentos, quejas… buscando amor en los hombres, en fin auto conmiseración total.

Seguramente cada ser humano que conozcas ha tenido que pasar por diferentes situaciones propias o cercanas que lo han lastimado de alguna manera, la diferencia entre unos y otros, es la decisión y elección que hicieron de seguir su vida, yo elegí buscar ayuda, dejarme enseñar y comenzar a cambiar mi estilo de vida, no es fácil pero al ver resultados diferentes desde mi interior comprendí lo que un día me enseñaron en level UP: “Responsabilidad: Habilidad para responder”. Desde ese momento comprendí que aunque no había causado el crecer así, ahora podía ser diferente, perdonar, sanar y disfrutar el presente para recibir un mejor futuro; no lo he logrado todo pero me siento bien con el proceso, eso es la vida: un proceso diario de decisiones, de elecciones y de cosas buenas y malas.

¿Cuál es tu repuesta ante cada situación? La mía, tratar de ver lo mejor de cada situación y crecer, no cansarme de hacer el bien y vencer el mal que hay en mí.

Reconocí que todo en mi vida tuvo una raíz y comencé a cultivar lo mejor, para mí y para otros, como resultado he visto frutos; sí, frutos, como cuando plantas una semilla y diariamente la riegas y la cuidas y de esa semilla crece un árbol y da frutos, así es diariamente con mis acciones, doy lo mejor de mí para sembrar en mi futuro y en quienes están a mi alrededor, he visto mucho fruto y aunque en el camino he tropezado, sigo levantándome con más fuerzas y con mayor determinación porque siempre voy a poder elegir. Y tú, ¿Quieres seguir siendo víctima o decides ser responsable?

 

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