La administración del tiempo: una prioridad en la vida
Aprender a administrar el tiempo
Con frecuencia, en el argot popular suelen escucharse expresiones como: “usted está matando el tiempo”, “el tiempo lo dirá”, “el único remedio es el tiempo”, “dejemos que el tiempo pase”, “el tiempo pasa y se nos va la vida”, “el tiempo es la cura y la enfermedad”, “el tiempo es oro”, “todo tiempo pasado fue mejor”, “démosle tiempo al tiempo”, “el tiempo perdido, los santos lo lloran”, “no tengo tiempo”, “no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”, “lo haré cuando disponga de un poco más de tiempo”; estas y otras frases tan populares dan cuenta de la temporalidad de los seres humanos, de un pasado, un presente y un futuro; dicho de otro modo: lo que fue, lo que es y lo que será, es decir, de la historia, de la transitoriedad de la vida, por eso quien ama la vida aprovecha el tiempo, porque la vida equivale al tiempo que se tiene.
El tiempo es la dimensión del cambio, del movimiento; si nada cambiara, no habría tiempo, no habría ni antes ni después. Por tanto, el hombre es esencialmente un ser temporal y en el tiempo construye el sentido de su existencia, con base en sus permanentes interrogantes y búsquedas. La pregunta por el sentido de la vida, por ejemplo, busca una explicación racional a las limitaciones existenciales, es una pregunta vital, puesto que no deja indiferente a ningún mortal. De ahí que sea preciso contar con el tiempo como herramienta útil para comprender que la vida no puede ser algo pasajero y terminar en cualquier tipo de decisiones y acciones.
Asimilar la existencia de manera consciente casi que obliga a cada quien al aprovechamiento efectivo de los días que pasan, no sea que la vida nos encuentre desprevenidos, despistados o tal vez desatentos, al punto de no saber para dónde vamos; en ese caso, se podría afirmar que quien no sabe para dónde va, llegando a cualquier parte se siente satisfecho.